miércoles, 13 de julio de 2016

CRÓNICA DEL CONCIERTO DE VERANO DE CASTILLO DE LA MOTA

            En la tarde-noche del pasado sábado, la Sala Municipal de Cultura de nuestra localidad recibía a los integrantes de la Banda de Música Castillo de la Mota, dando la tradicional bienvenida musical al recién estrenado verano.

            A las 21:30 de la noche, tomando la batuta el subdirector de la formación Manuel María Moraza Márquez y al son del pasodoble “Manolete”, comenzaba este divertido Concierto de Verano, en el que la variedad de géneros musicales fue notable. Seguidamente, interpretaron la pieza “Autumn Leaves”, requeririendo la participación de la voz de Susana Rodríguez que, a pesar de participar por primera vez junto al mencionado colectivo musical, levantó al público asistente tras su jazzística interpretación.

            Jose Miguel Troncoso Guillen, actual director de la formación, continuaría comandando otros dos clásicos, contando con sus propios arreglos, tales como “Quijote”, con la extraordinaria y poderosa voz del carmonense Paco Arellano; y “Sin miedo a nada”, con el dúo formado por éste último y Mónica Díaz Luna. Muestra de la emoción allí vivida fue el silencio roto con un público entregado, segundos antes de que la conocida composición de Alex Ubago hubiese concluido.

             “Fama” sería la tercera pieza dirigida por Troncoso Guillén, contando también con sus arreglos. Susana volvió a adentrarse al escenario, esta vez acompañada de un grupo de niñas de la Asociación Cultural “El Roete”, capitaneadas, como no podía ser de otra forma, por su profesora Ángeles Acedo. Fue entonces cuando el decorado adoptó un magnífico colorido, ambientado con una alegre coreografía en la que sus protagonistas, con aire desenfadado y enérgico, recreaban la esencia de la conocidísima serie de televisión de los años 80.

            Moraza Márquez retomaría la dirección de la banda para interpretar “Caravan”, conocidísima pieza del músico norirlandés Van Morrison, contando con la destacada participación de la percusión, teniendo en cuenta su innegable complejidad.

            El final del recital se iba acercando, y en esta ocasión, le tocaba el turno a la interpretación de otra pieza popularizada por la cantante Whitney Houston. Hace dos años, fue “El Guardaespaldas”, y en este concierto, “One moment time”, publicada en septiembre de 1988 para los Juegos Olímpicos de Verano, celebrados en Seúl (Corea del Sur). En esta obra, los miembros del colectivo y su asociación dedicaron unas emotivas palabras al recientemente desaparecido Miguel Scott Atoche (QPD), persona muy cercana a Castillo de la Mota. Con la inigualable voz de Mónica Díaz, los asistentes solo pudieron fundir su disfrute con la más incontrolable emoción, digna de uno de los momentos más entrañables del concierto.

            Con “Oregón”, una de las piezas más conocidas de Jacob de Haan y obra de gran envergadura musical, se cerraría lo que sería el programa estipulado, frente a una sala de la cultura rebosante de un público entusiasta que, insistentemente, se negaban a dar por cerrado un evento que ya sobrepasaba la hora.

            Fue entonces cuando, Jose Miguel Troncoso presentó el primer bis, titulado “Rumbeando”, divertido arreglo del carmonense, consistente en una selección de conocidísimas rumbas, y precisamente fue la última obra interpretada en el recital. Para ello, Troncoso solicitó la colaboración del público, y en ésta ocasión, un familiar de dos músicos no dudó en unirse al “tablao” flamenco, constituido por  Manuel María Moraza, interpretando el cajón, y un grupo de cantantes, formado por los propios intérpretes.




Imágenes (Banda de Música Castillo de la Mota)

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